Gracias por tus manos, mujer

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La Sabia tiene la capacidad de reinventarse y adaptarse a la necesidad del contexto. En el vuelco al trabajo independiente, desde casa, nos hemos topado con muchísimas mujeres en las mismas condiciones: parando un negocio mientras crían, trabajan y llevan la casa. Reinventándose, adaptándose.

«El negro quedó sin pega y había que parar la olla», «Contrataron a otra, sin hijos», «renuncié para apoyar a mi marido», «no encontré jardín y no podía dejar de generar», «estaba sola con mi güagüa y no encontraba trabajo», «quería estar con mis niños», «me despidieron cuando volví del post natal y …», por citar algunas de las líneas más frecuentes en relatos contemporáneos de mujeres que, como todos, tenían una vida distinta antes de sus trabajos desde casa.

Sin títulos y con ellos, estas mujeres han demostrado que la sabiduría está en quien la quiera cultivar, que los problemas derriban a quienes no quieren levantarse, que cuesta, pero se puede. Cuanto más si se trata de preservar tradiciones, de mantener viva la llama dentro, del poder de crear con las propias manos o llevar una idea a concretarse.

Así conocimos a Paula, madre, esposa, abuela y tejedora. A Marina, Educadora de Párvulos, mamá y emprendedora. A María, que lleva su casa y prepara mermeladas de la zona que ella misma sale a vender. A Constanza, profesora retirada que masera aceites y los condimenta con especias. Antonia, Marcia, Paola, Carla, Mireya y tantas más. Todas con una historia que contar y un algo que mostrar.

Esta entrada y nuestra vuelta a la web es en homenaje a todas aquellas mujeres que se postergaron tanto, que se han vuelto invisibles. Invisibles para sus parejas, hijos, amigos. Invisibles porque se transformaron en un número. Se transformaron en «pega» y de dejaron de verlas. Se mimetizaron con lana y palillos, se camuflaron entre la greda y el mantel. No les brillan los ojos entre el cuero y el alambre de cobre o se acorta su vista por aparatos encendidos a deshora.

Te vemos, mujer. Este escenario es para ti. Las luces están encendidas y la galería expectante. Queremos verte actuar, que nos cuentes lo que te gusta hacer. Cómo lo haces, quién te enseñó. Cuánto tiempo llevas en el pedal de la máquina de cocer. Cuántos cortes te hiciste aprendiendo, cuántas cicatrices tienes en las manos, cuántas prendas manchaste para siempre.

Agradecemos tu aporte a la construcción de nuestra identidad, agradecemos tu vida y tu trabajo.

Si conoces a una mujer emprendedora, escribe a lasabiapopular@gmail.com o contáctanos a través de redes sociales.

 

 

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