Orgullo nacional: Camarones de tierra

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Los camarones de tierra son patria. Que maravilloso es ir a wikipedia  y leer con el pecho inflado la exclusividad de la especie.

Estos bichos recorren territorio nacional subterráneamente y en tierra bien, bien húmeda. Por lo mismo, se comen en invierno. En estas fechas es común ver en la Ruta 5 Sur, entre San Carlos y Chillán, una fila de hombres agitando sus bolsas y haciendo señas a los conductores. Se venden por ciento y los encuentra fresquitos. Recién quitados de su hábitat. Son sabrosos, económicos y un imperdible para cualquier foráneo que pise las nobles tierras del centro o sur del país.

Tal como tomar vino tinto, mate o comer sopaipillas, preparar y comer camarones es todo un ritual. Quisimos recopilar algunos datos que acompañan esta tradición culinaria, como siempre, basados en pura sabiduría popular.

  1. Sacar camarones: La extracción de camarones de barro, además de ser una actividad económica, es cultura y tradición campesina y puede desarrollarse como oficio o como pasatiempo. En mis tierras sacar camarones es un panorama familiar o de amigotes. Es cuestión de fabricar la bomba de PVC y contar con las botas de caucho si no quiere quedar embarrado hasta los pensamientos. Eso sí, los camaroneros son expertos. Son hombres preparados y con una habilidad única. Pueden estar curados, pero jamás se les escapa un camarón y eso es mucho. Los camarones son rápidos y luchan por su libertad hasta el final.
  2. Preparación: lo primero es lavar los camarones. Se van todos al lavaplatos y se lavan con agua fría. Traen tanto barro que la tarea puede resultar desalentadora, pero vale la pena. El cuidado aquí es básicamente que no escapen. Cuenta la leyenda que mi padre intentó agasajar a su suegra llevándole camarones. Se escaparon durante la noche y se convirtieron en una pesadilla. Nunca sabré sus reales intenciones con los camarones. Sospechoso.
  3. Cocción: cada lugar tiene sus propias formas de preparar y comerse estas feas y deliciosas maravillas del pantano. Pero más común consiste en poner a hervir una cabeza de ajo por cada cien camarones, con ají ahumado o merkén, un chorro de aceite y vino tinto o cerveza. Los camarones se agregan al agua cuando suelte el hervor, de lo contrario, se les revienta la hiel y quedan amargos. Deben estar al fuego entre 15 y 20 minutos. Nada más, de lo contrario, quedan blandos e incomibles. Usted sabrá que están listos porque se ponen colorados y sueltan el olorcito a tierra que los caracteriza. Al servirlos se distribuyen en platos y se colocan fuentes para los restos. Recuerde tener a mano servilletas. Sugerimos acompañarlos con un buen tintolio y por supuesto, tomar el caldo bien caliente. Sabemos que hay quienes agregan harina tostada a la preparación. Usted póngale con confianza.

 

Queda poquito para que acabe la temporada de camarones. No se quede sin probarlos y vaya mañana al mercado más cercano a buscar los suyos.

A continuación, los dejamos con un documental sobre los extractores de camarones en Nueva Imperial:

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